Tenemos más de un año ya con El Nuevo Mexicano. Un día me llegó un correo electrónico de Toño Olvera presentando el proyecto a punto de nacer. Fue irresistible: respondí inmediatamente proponiéndome participar en la aventura. Ya son más de 52 semanas que estamos en las calles, más de 280 números que reflejan con sencillez y velocidad la vida del país; la información pertinente y el humor responsable; la inteligencia y la banalidad que producimos mexicanas y mexicanos.
A un año, no sólo sobrevive el proyecto, se consolida como un espacio rápido de encuentro, para los lectores de una ciudad eléctrica, práctica, ya informada, que consolida opiniones y que afina detalles. El Nuevo Mexicano en poco tiempo se convierte en lugar común de miles de lectores. Avanza lento en internet, pero en la calle se posiciona y crece. ¡Enhorabuena!
En otro orden: No es posible dejar pasar por alto la represión que viven grupos de jóvenes indignados en Estados Unidos. Es un signo de los tiempos que revela el temor a las protestas contra la usura, contra la ambición, contra la muerte que causa y la destrucción planetaria. No sólo los mercados se tambalean, también lo hace una sociedad cansada
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