¿Quién objetaría que es bueno que los dictadores caigan? ¿Quién podría contradecir que es necesario que los pueblos tomen el control de su futuro y de las grandes decisiones? Sólo los autoritarios. Las democracias necesitan participación, decisiones colectivas y aceptación de las diferencias y de los diferentes. En Libia está cayendo su dictador, ¡qué bueno! lástima que Gadhafi no tuvo la sensibilidad para renunciar a tiempo y dejar al pueblo tomar decisiones. Lástima que no le dejó al pueblo la posibilidad de democratizar su riqueza. El empeño del dictador y su ambición dejó la decisión a la OTAN y las compañías petroleras.
Es una pena que los libios no hayan podido optar por un cambio pacífico, justo, digno y hayan tenido que optar por las armas. Es una pena que Gadhafi, que se decía defensor del pueblo, no escuchara las necesidades de su gente. Así son los autoritarios. Siria sigue en la lista. Esperemos que le siga Marruecos, Arabia Saudita, Irán, China.
Los autoritarios están satisfechos usualmente de sus crímenes, de sus guerras, de sus represiones en el nombre de un bienestar inexistente. No aceptan las treguas, dicen no al diálogo, lo hacen mañoso y lo quieren reducir a lo mínimo. Los autoritarios creen que son democráticos, se visten de elecciones ficticias y de guerras cruentas. Los autoritarios están cerca, son los padres de aquel poblano terrorista en Madrid y de otros más.
Dejar una Respuesta