¿Quién fue ese hombre que lo mismo la secretaria de Estado Hilary Clinton lo califica de “ejemplo a seguir”, y que los indígenas lo llaman “Nuestro padre” jTatik? ¿Quién fue ese pastor que el millonario más poderoso del mundo le guarda un minuto de silencio lo mismo que los rebeldes de Atenco y los familiares sobrevivientes de la aún impune masacre de Acteal? ¿Quién fue ese obispo candidato al premio Nobel de la Paz que fue acusado de incitar a la violencia? Don Samuel Ruiz García fue uno de esos grandes hombres que México ha tenido.
Don Samuel es ampliamente conocido en el mundo. Fue un hombre sencillo, un pastor cercano a su pueblo; un obispo al lado de los pobres; un creyente ferviente en Jesús, Señor de la Historia. Un religioso orante y caminante. Un profeta que supo interpretar los signos de los tiempos, de sus tiempos y de los que vienen. Un hombre de iglesia a carta cabal: a pesar de todo y muchas veces con vientos encontrados: un hombre fiel. Congruente: lo que pensaba lo vivía ya hacía tiempo; lo que predicaba lo hacía vida.
Hoy, ya muerto, muchos quieren hacer monumentos de Don Samuel cuando en vida lo lapidaron con sus críticas y otros con piedras y balas. JTatik contra viento y marea fue el hombre de Paz que el pasado 25 de enero acompañó su pueblo en su resurrección. La celebración de su funeral fue presidida por un nuncio apostóico que jamás pronunció una palabra personal, en cambio fue inundado por las palabras de los pobres que agradecían entre sollozos su vida. Descanse en paz el amigo jTatic.
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