El pasado jueves apareció en el atrio de la catedral en Saltillo tres mantas, al estilo de las que usa el crimen organizado para comunicarse, en las que exigían “queremos obispos católicos” y reprochando la pastoral que ha asumido el obispo. Puede conjeturarse que las amenazas contra el obispo Raúl Vera tienen su origen en grupos de ultraderecha locales que consideran que hablar contra la violencia, los levantones, las desapariciones forzadas no tiene que ver con la Iglesia católica y su doctrina. Puede ser también que las amenazas provengan por la apertura que ha mostrado con la comunidad homosexual, recibiéndola como parte de la iglesia “hijos e hijas de Dios”.
Pero quizá también, en una tercera hipótesis las amenazas provienen por las palabras pronunciadas en la Basílica de Guadalupe en el contexto de la peregrinación que su diócesis realizó un día antes de que aparecieran las mantas, donde con mucha claridad habló de la responsabilidad del Estado en muchos de los crímenes de la guerra contra el crimen organizado. Señalando que las fuerzas del orden han cometido crímenes que permanecen en la impunidad.
No se puede pasar por alto esta amenaza. Con ella, se amenazan todos los esfuerzos por construir la paz en la justicia y en la verdad. Por cierto, hay que ver hoy el debate donde participa Javier Sicilia.
- 16/07/2011
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- Pablo Romo Cedano
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