No son nuevos en el país, pero sigue siendo escalofriante para un país que quiere ser democrático la resencia de grupos paramilitares o de escuadrones de la muerte. En lo que va del sexenio han aparecido varios grupos de este corte que parece operan en total impunidad. Uno de ellos debutó en Oaxaca en tiempos del gobernador Ulises Ruiz: la ‘caravana de la muerte’. Otro anunció recientemente sus actividades en un video y se autodenomina ‘Matazetas’. El diseño de grupos paramilitares viene en los manuales de contrainsurgencia de las escuelas de guerra, particularmente de la tristemente célebre ‘Escuela de las Américas’. En muchos países de América Latina se aplicó esta estrategia, asumiendo la creación de estos cuerpos ‘irregulares’ para evitar “manchar el uniforme”. Colombia, modelo para algunos funcionarios para combatir el crimen organizado, lo aplicó tanto para combatir la guerrilla como para combatir criminales y opositores al régimen, su expresión mayor se dio en tiempos del presidente Uribe. En Guatemala, Ríos Montt empleó esta estrategia de creación de fuerzas irregulares para opositores en las grandes ciudades del país. Por más que las instancias de seguridad del Estado hagan comunicados, mientras permanezcan los ‘paras’ actuando en la impunidad, permanece la sospecha de su vínculo con la autoridad.
La presencia ‘para’ es un desafío para los funcionarios honestos. Ya no basta suponer su honestidad, tienen que demostrar su efi ciencia para deslindarse. ¡Pobre país!
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