Dentro de unos días visitará a México el Dalai Lama, líder espiritual tibetano y jefe de estado de ese pequeño país ocupado por tropas chinas. Su visita no puede tener carácter oficial, pues México no reconoce al Tíbet como país independiente. De ahí que Felipe Calderón no lo recibirá. Sin embargo, miles de mexicanos tendrán la oportunidad de escuchar sus enseñanzas de paz y de justicia en diferentes ciudades del país, gracias al impulso de la Casa del Tíbet en México.
En ocasiones podemos tener una imagen muy rosa y desdibujada del Dalai Lama, pero me parece que detrás de su cortesía que cautiva, hay un pensamiento crítico serio de la situación mundial actual y una invitación a la movilización muy distante de la que nos anuncia el neoliberalismo y sus voceros. Hace unos días en una conferencia que compartió con Stephane Hessel señaló: “La paz no cae del cielo ni se consigue a través de los rezos”, y agregó, que ésta “se consigue con educación no violenta, con comportamiento ético, combate a la corrupción y acabando con la brecha que separa a los ricos de los pobres”.
La invitación a la movilización no violenta hoy, nos resuena de manera muy significativa en el contexto del Movimiento de Paz de Javier Sicilia. Por cierto, el Sr. Sephane Hessel, quien acompañó en Toulouse al Dalai Lama es quien escribió el famoso libro Indignez vous! inspirador de los movimiento de los indignados en España y Francia.
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